«Tras despojar al Estado Islámico de su capacidad ofensiva y una vez liberada Siria de los terroristas apoyados por Washington, Putin ha dado un giro hacia la diplomacia. Si no se consigue la paz en Siria, no será por culpa de Rusia.» (Paul Craig Roberts)
Paul Craig Roberts es un economista, escritor y periodista conservador estadounidense. Ocupó el cargo de Secretario Adjunto del Tesoro para Política Económica en la Administración Reagan y es considerado como uno de los fundadores de la Reaganomics. Fue editor y columnista de Wall Street Journal, Business Week y Scripps Howard News Service. Paul Craig Roberts testificó en más de treinta ocasiones ante comités del congreso norteamericano sobre temas de política económica. Ha sido Senior Research Fellow en la Hoover Institution de la Stanford University y es autor de numerosos libros.
Paul Craig Roberts via www.paulcraigroberts.org
Las “presstitutes” (NT: sin traducción) norteamericanas, como el New York Times y el Wall Street Journal, manifestaron su sorpresa por el apoyo de Rusia al alto el fuego en Siria. En realidad era algo que Rusia ambicionaba, razón por la cual Putin puso fin a los ataques al Estado Islámico y ha procedido a una retirada parcial de las fuerzas rusas. Resulta que las “presstitutes” norteamericanas son prisioneras de su propia propaganda y les ha cogido por sorpresa el fracaso de sus predicciones propagandísticas.
Tras despojar al Estado Islámico de su capacidad ofensiva y una vez liberada Siria de los terroristas apoyados por Washington, Putin ha dado un giro hacia la diplomacia. Si no se consigue la paz en Siria, no será por culpa de Rusia.
Putin ha asumido un gran riesgo al confiar en un gobierno norteamericano infestado de neoconservadores, pero si el ISIS vuelve a alentar el conflicto con el apoyo de Washington, Rusia podrá retomar las operaciones militares gracias el mantenimiento de sus bases aéreas y navales en Siria. Varios observadores avezados como el Profesor Michel Chossudovsky de Global Research, Stephane Cohen, y The Saker han señalado que Rusia en realidad solo pretende un tiempo muerto para que su diplomacia ocupe el lugar de su potencial militar.
Con un ISIS derrotado, el riesgo de que Estados Unidos utilice un alto el fuego, cuyo finalidad es la búsqueda de un acuerdo de paz, para resucitar el potencial militar del Estado Islámico es menor. Por eso, Putin piensa que compensa asumir este riesgo con el objetivo de reforzar la diplomacia rusa y elevarla por encima de la dependencia de Washington de amenazas, coerción y violencia.
Lo que Putin pretende, en última instancia, es que los europeos se den cuenta de que actuando como vasallos de Washington, los gobiernos europeos están dando cobertura a una dinámica de violencia sobre una de paz, y al final corren el riesgo de ser arrastrados por los neoconservadores hacia un conflicto violento con Rusia que no depare nada bueno a Europa.
Putin ha demostrado que Rusia, al contrario que Washington, es capaz de conseguir resultados militares decisivos en un corto periodo de tiempo, sin bajas, y de retirarse a tiempo sin convertirse en una fuerza de ocupación permanente. Ha sido una exhibición impresionante que hace que el mundo se replantee qué país es realmente la superpotencia.
Esta apariencia de decadencia norteamericana queda reforzada por la ausencia de líderes capaces entre los candidatos de los partidos republicano y demócrata a la Presidencia. Norteamérica ya no parece capaz de producir liderazgo político, si consideramos que los presidentes que se han ido sucediendo en el cargo durante los últimos mandatos eran cada vez peores.
El resto del planeta se pregunta desconcertado como un país que es incapaz de encontrar un candidato adecuado para Presidente puede ser una superpotencia.