Para el afamado inversor Paul Brodsky, si las medidas de estímulo de los bancos centrales del mundo fracasan en su intento de generar inflación, lo que de momento es el caso, la solución políticamente más viable será proceder a una devaluación coordinada de las principales divisas del mundo, para generar inflación, y así conseguir el objetivo final de reducir el peso de la deuda global. ¿Cómo podrían los bancos centrales provocar una devaluación global? Pues comprando masivamente oro a precios pre-establecidos y a continuación devaluar las divisas.
No es ciencia ficción. El Presidente Roosevelt de Estados Unidos, en su New Deal, ya compró todo el oro de los ciudadanos americanos a un precio pre-establecido devaluando a continuación el dólar. Lo que entonces fue una confiscación parcial pura y dura, ahora no podría ser coercitivo, pues el mundo está globalizado. Esto beneficiaría a los que tengan oro en sus carteras de inversión.
Hoy por hoy, la cotización del oro sigue en fase correctiva, desde que el precio de la onza chocase contra la resistencia de 1,300 dólares, como ya anticipamos en este blog el pasado mes de abril.